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MOD-IA… O CÓMO LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL SE HILA POR LA INDUSTRIA DE LA MODA.

20, Ene 2025 - 05:59 PM Compartir

Por: Deyvi Saavedra Ordinola
Docente del Área de Innovación, Comunicación y Emprendimiento

Foto: Mercado Negro

La industria de la moda atraviesa nuevamente años de grandes retos. Ya no basta las iniciativas bonachonas para mitigar su contaminación apabullante ni vetar pobremente sus prácticas abusivas en lo laboral y en el manejo indiscriminado de las tradiciones culturales propias de pueblos y etnias. Todo ello ha merecido ahora extensas denuncias y repudio que cuestan la credibilidad de sus grandes firmas y finalmente la sostenibilidad económica del negocio.

Nosotros, los consumidores, somos más críticos e incisivos al momento de elegir una marca, una colección o una vestimenta concreta. Cientos de nuevas propuestas vienen ganando terreno en los mercados y los escaparates, impulsadas por un serio y genuinamente comunicado interés por la protección ambiental, el comercio justo, la innovación en materiales y la personalización de prendas duraderas.

Esta creciente realidad viene escalando en nuestro país, tanto a nivel de propuestas como de la demanda por ellas (encontramos Estrafalario, Antarki, Insecta, Evea Eco Fashion, Kuna Arafish, etc.). Sin embargo, estamos ahora mismo envueltos en una transformación que sobrepasa a esta y todas las industrias. Diríamos que llega a trastocar la propia definición de lo humano en planos tan complejos como el arte o las emociones: es la aclamada inteligencia artificial.

¿Cómo afecta la inteligencia artificial a la industria de la moda? Esta pregunta se viene formulando desde hace buen tiempo decenas de investigadores, estudiosos, curiosos y protagonistas de cada sector económico que conforma nuestra sociedad, y es momento de pensarla y dar luces para el caso del diseño de modas. Ya no se trata sólo de impresión 3D (que ya es “bastante” innovación para ella). Supone algo más profundo.

En efecto, la IA está potenciando diferentes áreas y componentes de la industria: tenemos ahora herramientas de diseño y creatividad que a punta de algoritmos permiten generar diseños basados en las preferencias de los usuarios y las tendencias actuales. Es más, empresas como Heuritech pueden predecir tendencias con años de anticipación gracias al análisis de millones de imágenes con IA.

Así mismo, estamos viendo cambios en el corazón mismo del diseño. Como herramienta, los artistas pueden emplearla y desarrollar nuevos bocetos y prototipos, así como volver realidad prendas que la propia IA ha generado íntegramente. Y ni qué decir de lo que está provocando en personalización de la experiencia del cliente: podemos ver prendas 3D en la web y probárnosla. Si no nos gusta, nos puede recomendar todo tipo de alternativas según nuestros gustos, explícitos u “ocultos”.

Los chatbots y los desfiles virtuales ya son parte del diario. La atención del cliente y la moda digital son cada vez más efectivas en sus objetivos gracias a la IA. Y en el plano de la cadena de suministro, ha optimizado sus procesos e inventarios, reduciendo desperdicios y mejorando la eficiencia. Definitivamente, aporta y mucho a la tarea descontaminante en un planeta cuyo cambio de temperatura ya nos pasa catastróficas facturas.

Sin embargo, hay miedos también en relación con la IA y la moda, siendo una de las mayores la automatización que llegue a tal nivel que provoque el desplazamiento masivo de empleos humanos en el sector (¿Fiel recuerdo de cómo la revolución industrial desplazó a los gremios artesanales para instalar sus máquinas?). O la privacidad de datos personales que entregamos para probarnos algo (¿Estamos seguros que la información personal -incluída tallas, formas corporales, color y hasta patologías- serán usadas únicamente para aquello que se entregó?).

La seguridad de datos es algo en lo que debemos trabajar para garantizar el uso debido por parte de los aplicativos y sus empresas, que deben garantizarnos su fortaleza ante ciberataques. Y a esto se añade el sesgo propio de los algoritmos, que podrían reproducir y perpetuar decisiones discriminatorias en la gestión de riesgos biológicos y en aplicar equidad o pertinencia.

¿Cómo saber si quién diseña es la IA o el artista que la maneja? ¿Cuáles son los límites de la herramienta y la relación creativa y laboral que debemos tener con ella? ¿Veremos pronto la apertura de marcas cuyos “dueños” sean los algoritmos y prompts? (¡Bienvenida la IA Fashion Week) ¿Esto es necesariamente malo?

El debate se encuentra aún fresco en argumentos, tanto en el lado positivo y propositivo, como en el negativo y trágico. Ya contamos por el momento con bases de reflexión filosófica que nos indican que es completamente válido que las máquinas -la IA- pueda ser autora de obras de arte. Y la reflexión y análisis siguen adelante, no tanto como debería estar la regulación y supervisión.

Finalmente, estamos ante una tecnología que, aunque pareciera que crece geométricamente, tiene grandes limitaciones y sesgos propios de quien la viene construyendo: el ser humano. En nuestra praxis con ella y las proyecciones sobre nuestro quehacer potenciado con IA tendremos que ir hilando la prenda que mejor nos ayude a exhibir lo verdaderamente beneficioso de ella para nuestro desarrollo y bienestar.

¿Qué piensas al respecto? ¿Qué te plantea Chat GPT y que te planteas tú antes esta nueva dinámica? Estoy atento a tus ideas sobre la relación IA y moda.

Nos leemos.

Posdata:  Este artículo usó provechosamente una aplicación IA. En este caso, se trató de Perplexity, muy recomendable para análisis e investigación. 

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